9 de novembro de 2009

Alma Bienaventurada

Hoy mi alma lloró, era tanto mi dolor
Que no pude contener la angustia.
Me hizo lamentar, expresar
Que no hay llanto más profundo
Que el del alma.
Me sentí entristecida por una palabra no deseada
Cuando mi fe afirmaba:
"Hoy serás bendecida"
Fue engaño de mi corazón impaciente,
Que esperaba algo de la gente,
Pero Dios me mostró que debo esperar en silencio.
En el silencio de mi oración
Con lágrimas en el corazón, leí el salmo 37.
Y encontré fuerzas para luchar...
Mis lágrimas se secaron, mis ojos se inflamaron.
Una marca de tristeza de un
Alma sin belleza, pero está escrito:
"Los que lloran serán consolados"
En el mañana encontré, la esperanza otra vez,
un día más bonito, sin llanto, sin tribulación.
Un manantial que apareció, una luz que brilló
En los ojos que iluminaron mi alma afligida.

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